martes, 18 de marzo de 2008

Museo de Ciencias Naturales

Nunca dejé de ser un pájaro. Ojalá puedan entenderlo. Sigo siendo gris y aunque mis alas no se despeguen de mi cuerpo, alguna vez fueron las velas que me llevaron a navegar los aires. Fui el rey de los cielos o almenos así me sentí. No conocí nada mejor que el gustito salado del aire de mar. Qué vida simple, hermosa y pura: volar, comer y seguir volando. El aire es el alma de la Tierra y yo lo tragué de a bocanadas, llenando mi espíritu. Ahora habito esta caja de cristal, aislado del viento. Duro como piedra, inmovilizado y vacío. Un ave, una vida ya finita y rotulada con mi nombre o el de muchos más: Catoptrophorus Semipalmatus.
Espero que puedan entender que sigo siendo un pájaro y que moriría por ir al cielo.

1 comentario:

mataretugato dijo...

Pobre pájaro en monoambiente!

Te quiero mucho!

Maru.